martes, 21 de abril de 2009

MI MOMENTO DE FELICIDAD


María caminaba de vuelta a casa después de un horrible día de trabajo. Su casa estaba lejos, a más de una hora de camino, pero los viernes nunca cogía el tren que la dejaba a unos doscientos metros de su casa. No, los viernes no. Los viernes volvía caminando, paseando. Así lo hacía desde hacía años y así quería seguir haciéndolo.

Era una tarde fría, el cielo estaba despejado y casi anochecía. Se abrigó bien con su bufanda y su gorro de lana y se abrochó bien los botones del abrigo. Era invierno, pero aún no había nevado. Atrás dejaba los grises edificios y el bullicio de la gente.
Atravesó la avenida con las grandes torres de negocios, cruzó el parque infantil y poco a poco se fue alejando de la gran ciudad hasta llegar a un descampado y a una pequeña arboleda. Cruzándola acortaba bastante el camino. El aire frío enrojecía su rostro y sentía cierto dolor en los dedos, como cuando empiezan a congelarse. Había olvidado los guantes. Comenzó a frotarse las manos para entrar en calor, pero realmente no le importaba, le gustaba esa sensación, sabía que era el preludio de algo bueno, de algo para lo que faltaba ya muy poco.

Era totalmente de noche cuando divisó su casa. En pocos minutos habría llegado. Abrió la puerta. Se quitó la bufanda, el gorro, el abrigo y las botas. Un olor a flores frescas la invadió – todas las mañanas antes de salir de casa cortaba algunas flores de su jardín y las ponía en un jarro con agua – Respiró hondo y sonrió. Encendió la chimenea para calentar el ambiente y se dirigió a su cuarto para relajarse con un buen baño de agua caliente y sales. Se lo tomó con calma. Cuando volvió al salón la temperatura era muy agradable. Cenó algo ligero, una sopa caliente y un sándwich. Ya con el pijama puesto avivó el fuego de la chimenea, se dirigió al tocadiscos y puso su disco preferido de Jazz – Kind of Blue de Miles Davis – Se sirvió una copa de vino y se recostó en el sofá a leer. Leer, su gran pasión. Éste era su rincón, su espacio. Su ratito de felicidad.

Cuando intentaba explicar esto a sus ajetreadas e hiperactivas amigas, no la entendían. María ya ni se molestaba. Desconectaba el teléfono y se olvidaba del mundo.

Sólo pensaba “ Nadie va a robarme mi momento de felicidad” .

10 comentarios:

  1. Hummm! y que delicioso espacio cuando te ves envuelta en él, sin nadie que te saque del placer de una noche ..aunque a solas.. siempre acompañada de múltiples pensamentos, sensaciones y una buena musica.. dá igual que el dia haya sido nefasto y el siguiente continue séndolo, lo que importa a veces es el momento que necesitamos.. y nuestra música preferida.

    Besitos Ro querida

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  2. La entiendo muy bien, yo lo suelo hacer con mucha frecuencia, en realidad, entre tu y yo, ahora que soy joven y tengo tiempo, lo hago casi todos los días...jajajaja
    Besos y salud

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  3. A veces no hay mejor compañía que la soledad. Aunque parezca imposible es cuando se está mayor acompañado.

    Un abrazo

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  4. ¿Amigas? ¿Con tan poco en común?
    Brindo por María.

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  5. A tod@s:
    Brindemos por María y por nosotros, para que podamos tener de vez en cuando nuestro momento de felicidad, ya sea solo o acompañado, leyendo,
    escuchando música o en silencio... y que nadie nos lo robe!!
    Besos

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  6. Ro,
    Paso a visitar y concerte. ¡Qué gusto encontrar este lugar de silencios tan significativos! Gracias.
    Te dejo un abrazo y un silencio de admiración por la imagen del iceberg que nos recibe. Me fascinó.

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  7. María vive mi sueño!!!!!
    hermoso relato, me transporte con ella en cada detalle, hasta sentí el calor de la chimenea. Mi saludo muy buena entrada.

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  8. Excelente y exquisito relato,invitas a pasar un momento maravilloso de detalles y lleno de calidez,cada vez me gusta mas este espacio,el olor a flores,una sopa caliente y Kind of Blue- melodía que me suena lejana y hasta misteriosa yo la tengo por Davis Miles.

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  9. LaClau: Bienvenida y muchas gracias por tus comentarios. Hay silencios que pueden ser impresionantes.
    Un saludo.

    Anouna: Creo que maría vive el sueño de muchos de nosotros. Que pena que a veces sólo podamos disfrutar de esos momentos muy de tarde en tarde.
    Besos.

    América: Muchas gracias querida, esa calidez es la que intentaba transmitir. Un beso.

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  10. Cómo llenarte soledad, sino contigo misma...(Luis Cernuda)

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